La programación funcional es un paradigma de programación que trata la computación como una evaluación de funciones matemáticas y evita cambiar el estado y los datos. En otras palabras, la programación funcional promueve la aplicación de funciones, a diferencia de la programación imperativa, que enfatiza los cambios en el estado del programa.

La programación funcional tiene sus raíces en las matemáticas lambda, un sistema desarrollado en la década de 1930 para investigar funciones y sus aplicaciones. Sin embargo, sólo se convirtió en una disciplina de programación práctica con el desarrollo de Lisp en 1958.

En la programación funcional, las funciones son ciudadanos de primera clase. Esto significa que las funciones pueden pasarse como argumentos a otras funciones, devolverse como valores de otras funciones y asignarse a variables. Este es un concepto poderoso que permite a los programadores escribir programas más concisos y expresivos.

Una característica importante de la programación funcional es la inmutabilidad. En programación funcional, una vez que se asigna un valor a una variable, ese valor no se puede cambiar. Esto contrasta con la programación imperativa, donde los valores de las variables pueden cambiar con el tiempo. La inmutabilidad puede hacer que el código sea más predecible y más fácil de entender y depurar.

Otro concepto fundamental en la programación funcional es la recursividad. Dado que la programación funcional evita cambiar de estado y utilizar bucles, la recursividad se utiliza a menudo como método principal de repetición. Una función recursiva es una función que se llama a sí misma hasta que se cumple una condición de detención.

La programación funcional también enfatiza la evaluación diferida, que consiste en evaluar expresiones solo cuando se necesita su valor. Esto puede conducir a un código más eficiente ya que evita evaluar expresiones que no son necesarias para el resultado final.

Existen varios lenguajes de programación que admiten el paradigma funcional, incluidos Lisp, Haskell, Erlang, Clojure y Scala. Muchos otros lenguajes, como Python, JavaScript y C#, también incorporan elementos de programación funcionales.

La programación funcional es particularmente útil en situaciones donde la precisión, la concisión y la previsibilidad son importantes. Esto incluye áreas como análisis de datos, aprendizaje automático, programación concurrente y paralela y desarrollo de sistemas distribuidos.

A pesar de sus ventajas, aprender a programar funcional puede ser un desafío, especialmente para programadores acostumbrados al paradigma imperativo. Sin embargo, con práctica y estudio, la programación funcional puede convertirse en una herramienta valiosa en el arsenal de un programador.

En conclusión, la programación funcional es un paradigma de programación que enfatiza la aplicación de funciones y evita cambios de estado y datos. Si bien puede resultar complicado aprenderlo, ofrece muchos beneficios, incluido un código más conciso, predecible y eficiente. Ya sea que sea un programador experimentado que busca ampliar sus habilidades o un novato que busca aprender un nuevo paradigma, vale la pena explorar la programación funcional.

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