Bitcoin fue la primera criptomoneda desarrollada en el mundo y apareció en octubre de 2008. Las criptomonedas son monedas totalmente digitales (no hay billetes ni moneda física), libres de interferencias de instituciones privadas o gubernamentales. Esto permite que las transacciones sean seguras, irreversibles, globales y privadas. Se negocia en su propia red: la cadena de bloques, que es una base de datos donde se realizan registros de todas las transacciones. Estos registros se realizan de forma fiable e inmutable. Debido a su seguridad, hasta el día de hoy no ha sido posible defraudar a bitcoin.
Desde sus inicios, bitcoin ha pasado por enormes valoraciones, provocando que varias personas multipliquen su dinero con la compra de este activo. Así, lo que surgió como un medio de pago en internet también se convirtió en un prometedor tipo de inversión. Sin embargo, puede verse como un arma de doble filo: al no estar regulada por ninguna entidad financiera, garantiza la privacidad y las transacciones se pueden realizar de forma anónima. Por otro lado, el hecho de que no exista regulación deja al inversionista susceptible a algunos riesgos. Si sufres fraude o te hackean, por ejemplo, no hay forma de recuperar tus bitcoins (las operaciones son irreversibles).
A pesar de este riesgo, bitcoin se considera una moneda segura porque tiene criptografía y otros dispositivos de seguridad, lo que reduce las posibilidades de fraude.
Sin embargo, el hecho de que se considere seguro no significa que no sea una inversión de alto riesgo. Tiene una alta volatilidad, al igual que la bolsa de valores. El inversor puede tener muchas ganancias o sufrir muchas pérdidas. Por lo tanto, no se indica que todo el dinero esté invertido en esta única inversión.
Si tiene el perfil de inversión más agresivo y no le importa correr riesgos, Bitcoin podría ser una buena inversión para usted. Hay dos formas de adquirir bitcoins: comprando directamente a alguien que está vendiendo o a través de un intercambio. Si es un inversionista principiante, lo mejor es comprar a través de un corredor, incluso si se cobra una tarifa.
Al elegir comprar con un corredor, primero investigue todos los corredores de bitcoin disponibles en el mercado. Mira cuáles son, su historia, las noticias sobre ella. Si es posible, hable con otras personas que también tengan una cuenta con este corredor.
Generalmente, las casas de bolsa establecen una cantidad mínima para comprar bitcoins, y esta cantidad varía de una casa de bolsa a otra. Vale la pena señalar que no necesita comprar una unidad completa de bitcoin, solo puede comprar fracciones.
Una vez que elija su corredor, abra una cuenta. Es un proceso simple y todo se puede hacer en línea. Después de eso, haga un depósito en efectivo en su cuenta de corretaje elegida. Una vez completada la transacción, ingrese la cantidad en bitcoins que desea comprar. ¡Eso es todo, ya posees parte de la criptomoneda más prometedora del momento!
Después de la compra, el inversionista puede optar por mantener su criptomoneda en la casa de bolsa, transferirla a una billetera digital o imprimir una especie de código QR. En todas las opciones se debe tener mucho cuidado con la seguridad, eligiendo contraseñas únicas y fuertes. Después de todo, una vez que pierde su bitcoin, no hay forma de recuperarlo.
Se recomienda a los inversionistas monitorear con frecuencia sus inversiones, las noticias del mercado, cuáles son las expectativas y pronósticos de los expertos, además del precio de bitcoin y cómo ha ido cambiando. De esta forma, podrá tomar decisiones como, por ejemplo, invertir más en ese activo o venderlo, según lo considere necesario.
Bitcoin, como cualquier otra inversión, tiene ventajas y desventajas. Una de las principales ventajas, como ya hemos visto, es la seguridad y la no interferencia de terceros (como bancos o el gobierno, por ejemplo) y la principal desventaja es la volatilidad. Corresponde al inversionista analizar si este tipo de inversión es acorde a su perfil inversor, además de buscar siempre diversificar sus inversiones para que todo su dinero no esté destinado en un mismo activo y sea totalmente dependiente de la volatilidad de el activo en cuestión.