26. Reflejos nerviosos

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El capítulo 26 de nuestro libro electrónico del curso completo sobre el Sistema Nervioso del Cuerpo Humano está dedicado a los Reflejos Nerviosos. Este es un tema de gran importancia, ya que los reflejos nerviosos son la base de muchas de nuestras respuestas automáticas a estímulos externos e internos.

Los reflejos nerviosos son respuestas rápidas e involuntarias a estímulos específicos que ocurren sin la intervención consciente del cerebro. Están mediados por circuitos neuronales llamados arcos reflejos, que incluyen un receptor sensorial, una neurona sensorial, un centro de procesamiento en la médula espinal o el cerebro, una neurona motora y un efector como un músculo o una glándula.

Existen varios tipos de reflejos nerviosos, cada uno con sus características y funciones específicas. Algunos de los más comunes incluyen reflejos somáticos, que implican la contracción de los músculos esqueléticos en respuesta a estímulos externos, y reflejos autónomos, que regulan funciones corporales como la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Los reflejos somáticos a menudo se dividen en reflejos monosinápticos y polisinápticos. Los reflejos monosinápticos implican una sola sinapsis entre la neurona sensorial y la neurona motora. Un ejemplo clásico es el reflejo rotuliano, en el que un golpe en el tendón rotuliano hace que el músculo cuádriceps se contraiga y extienda la pierna. Los reflejos polisinápticos, por otro lado, involucran múltiples sinapsis e interneuronas. Un ejemplo es el reflejo de retirada, en el que un estímulo doloroso provoca la retirada del miembro afectado.

Los reflejos autónomos, por otro lado, son responsables de mantener la homeostasis del cuerpo. Regulan una variedad de funciones corporales, incluida la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración, la digestión y la temperatura corporal. Los reflejos autónomos están mediados por el sistema nervioso autónomo, que se divide en dos partes: el sistema nervioso simpático, que prepara al cuerpo para la acción, y el sistema nervioso parasimpático, que favorece la relajación y la recuperación.

Un ejemplo de reflejo autónomo es el reflejo barorreceptor, que regula la presión arterial. Cuando los barorreceptores de las paredes arteriales detectan un aumento de la presión arterial, envían señales al cerebro, que responde ralentizando el ritmo cardíaco y dilatando los vasos sanguíneos para reducir la presión arterial.

En conclusión, los reflejos nerviosos son una parte esencial del funcionamiento de nuestro cuerpo. Nos permiten responder rápidamente a los estímulos y mantener la homeostasis del organismo. Al estudiar los reflejos nerviosos, podemos obtener una comprensión más profunda de cómo funciona nuestro sistema nervioso y cómo nos ayuda a interactuar con el mundo que nos rodea.

Esperamos que este capítulo de nuestro libro electrónico le brinde una descripción clara y comprensible de los reflejos nerviosos. En el próximo capítulo, exploraremos otro aspecto fascinante del sistema nervioso: la transmisión sináptica.

Ahora responde el ejercicio sobre el contenido:

¿Qué son los reflejos nerviosos y cómo funcionan en el cuerpo humano?

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