La mortalidad materna y neonatal es un problema de salud pública mundial que exige atención urgente. En el contexto de un curso de partería, es fundamental comprender estos conceptos, así como las estrategias para prevenir y manejar situaciones que pueden conducir a estos resultados indeseables.
La mortalidad materna se refiere a la muerte de una mujer durante el embarazo o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo, por cualquier causa relacionada o agravada por el embarazo o su manejo. Las principales causas de mortalidad materna incluyen hemorragia posparto, infecciones, complicaciones en el parto, hipertensión en el embarazo y complicaciones por abortos inseguros.
Por otro lado, la mortalidad neonatal se refiere a la muerte de un recién nacido dentro de los primeros 28 días de vida. Las principales causas incluyen complicaciones durante el parto, como asfixia perinatal, prematuridad e infecciones neonatales. La mortalidad neonatal es un indicador sensible de la calidad de la atención perinatal y obstétrica y de la salud general de una población.
Las matronas juegan un papel crucial en la reducción de la mortalidad materna y neonatal. Suelen ser el primer punto de contacto de una mujer durante el embarazo y el parto, y su función implica no solo atención clínica, sino también educación y apoyo para la mujer y su familia.
Hay varias estrategias que las parteras pueden adoptar para ayudar a reducir la mortalidad materna y neonatal. En primer lugar, pueden trabajar para mejorar el acceso a una atención médica de calidad para todas las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio. Esto incluye garantizar que las mujeres reciban atención prenatal adecuada, tengan acceso a un lugar seguro para dar a luz y reciban atención posparto adecuada.
En segundo lugar, las parteras pueden ayudar a mejorar la detección y el manejo de las complicaciones durante el embarazo y el parto. Esto se puede hacer mediante la detección y el diagnóstico adecuados, así como la implementación de intervenciones efectivas, como la administración de medicamentos para prevenir la hemorragia posparto.
Tercero, la capacitación en habilidades de partería de emergencia es fundamental para las parteras. Esto les permite hacer frente a situaciones de emergencia que pueden conducir a la muerte materna o neonatal, como la hemorragia posparto, la eclampsia y las complicaciones del parto.
En cuarto lugar, las parteras pueden desempeñar un papel importante en la promoción de prácticas saludables durante el embarazo y el parto. Esto puede incluir la promoción de la lactancia materna, el asesoramiento sobre nutrición e higiene y la educación sobre los signos de peligro que requieren atención médica inmediata.
Finalmente, las enfermeras parteras pueden trabajar para mejorar los sistemas de referencia para garantizar que las mujeres y los recién nacidos que necesitan atención de emergencia puedan ser derivados y transportados a un centro de salud apropiado de manera oportuna.
En resumen, la mortalidad materna y neonatal es un problema de salud pública mundial que requiere una acción urgente. Las enfermeras parteras tienen un papel clave que desempeñar en la reducción de estas muertes mejorando el acceso a la atención médica, detectando y manejando complicaciones, capacitando en habilidades de emergencia, promoviendo prácticas saludables y mejorando los sistemas de derivación. Con la educación y la capacitación adecuadas, pueden marcar una diferencia significativa en la salud y el bienestar de las mujeres y los recién nacidos.