La clasificación de heridas es una herramienta esencial para el profesional de enfermería, ya que permite una identificación precisa y un tratamiento adecuado para cada tipo de lesión. Las heridas se pueden clasificar de diferentes formas, pero una de las más comunes es la división entre heridas superficiales y profundas.

Heridas superficiales

Las heridas superficiales son aquellas que afectan únicamente a las capas más externas de la piel, como la epidermis y la dermis superficial. Suelen ser causadas por abrasiones, quemaduras de primer grado, rasguños o cortes superficiales.

Este tipo de herida generalmente tiene poca o ninguna pérdida de tejido y se caracteriza por dolor y enrojecimiento en el área afectada. En algunos casos, puede haber un poco de sangrado, pero esto generalmente se controla rápidamente aplicando presión sobre la herida.

El tratamiento de las heridas superficiales implica limpiar la zona con agua y jabón, aplicar un antiséptico y cubrir la herida con una venda. En algunos casos, es posible que se necesiten antibióticos tópicos para prevenir infecciones.

Heridas profundas

Las heridas profundas, por otro lado, son aquellas que llegan a las capas más profundas de la piel, como la dermis profunda y el tejido subcutáneo. Pueden ser causadas por cortes profundos, quemaduras de segundo y tercer grado, llagas por presión, heridas quirúrgicas o heridas traumáticas.

Este tipo de herida suele tener una pérdida importante de tejido y puede afectar músculos, tendones, ligamentos y, en algunos casos, huesos. Las heridas profundas suelen ser muy dolorosas y pueden sangrar mucho. Además, tienen un alto riesgo de infección, ya que la barrera cutánea se ha visto comprometida, permitiendo la entrada de bacterias y otros microorganismos.

El tratamiento de las heridas profundas es más complejo y requiere la intervención de un profesional de la salud. La herida debe limpiarse con solución salina y es posible que se necesiten antibióticos sistémicos para prevenir la infección. En algunos casos, es posible que sea necesario suturar la herida o realizar un injerto de piel.

En ambos casos, es esencial que la herida se controle de cerca para detectar signos de infección como aumento del dolor, enrojecimiento, hinchazón o pus. Además, es importante que el paciente reciba instrucciones sobre cómo cuidar la herida en casa, incluida la limpieza y el cambio de apósitos.

En conclusión, la clasificación de las heridas en superficiales y profundas es una herramienta útil para los profesionales de enfermería, ya que permite una identificación precisa y un tratamiento adecuado para cada tipo de lesión. Sin embargo, es importante recordar que cada herida es única y debe evaluarse individualmente, teniendo en cuenta la salud general del paciente y otros factores como la ubicación de la herida y la presencia de afecciones subyacentes.

Ahora responde el ejercicio sobre el contenido:

¿Cuál es la diferencia entre heridas superficiales y profundas y cómo se tratan?

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